La Radiactividad
La radiactividad natural del planeta Tierra, ha sido el motor esencial de la dinámica terrestre
Dicen los Geólogos que la Tierra mantiene su calor interno gracias a la descomposición isotópica de las sustancias radiactivas del manto, si no fuese así haría millones de años que la tierra hubiese perdido todo su calor interno primitivo por radiación al espacio y así hoy nuestro planeta sería un planeta yermo y desértico.
La tierra mantiene su calor gracias a una radiactividad natural que se distribuye de manera heterogénea desde las profundidades hasta sus zonas externas. La distribución de esta radiactividad natural está en función de la concentración que posea en su origen y de la naturaleza geológica de las superficies del planeta.
De esta manera, se puede afirmar que la radiactividad natural del planeta Tierra, ha sido el motor esencial de la dinámica terrestre y un factor condicionante del desarrollo de la vida como la conocemos.
Así que definitivamente la radiactividad es muy importante para nuestra vida y para nuestro planeta y por ello trataremos de aclarar y profundizar un poco en sus conceptos.
Para poder comprender el fenómeno de la radiactividad, primero debemos recordar algunos aspectos básicos del átomo.
El átomo
El «Átomo» es la unidad estructural de la materia. Todo lo que nos rodea está hecho de átomos. El átomo está constituido por dos zonas bien diferenciadas, el núcleo y la corteza. En el núcleo se encuentran los protones (de carga positiva) y los neutrones (de carga neutra) y en la corteza se encuentran los electrones (de carga negativa).
Cuando el número de protones es igual al número de electrones, se dice que el átomo es eléctricamente neutro. Si un átomo gana o pierde electrones, ha sufrido un proceso de ionización y por lo tanto ha adquirido carga eléctrica. Cuando el átomo gana electrones queda con carga eléctrica negativa y si los pierde, queda con carga eléctrica positiva.
El número de protones es lo que define el átomo y se denomina número atómico “Z”. La masa atómica “A”, es la suma de los protones y neutrones que el átomo tiene en su núcleo. Para que dos átomos sean iguales; es decir para que sean del mismo elemento químico deben tener el mismo número de protones o “Z”, aunque difiera su “A” (masa atómica). Los átomos del mismo elemento que tienen diferente masa; es decir, tienen el mismo número de protones pero diferente número de protones, son llamados isótopos.
Cuando la relación entre el número de protones y el número de neutrones de un átomo no es la adecuada, el núcleo del mismo es inestable, y para buscar la estabilidad puede desintegrarse espontáneamente emitiendo radiaciones (Fuente).
La radiación puede estar conformada por las partículas que integran el núcleo y energía. De este modo al tener ya un número diferente de protones en su núcleo, el átomo se ha transformado en uno de un elemento diferente. El núcleo del nuevo átomo puede ser inestable también; es decir seguirá emitiendo más partículas y continuando el proceso de desintegración, o bien puede ser estable, deteniéndose la reacción.
La emisión de las partículas y energía por parte de los núcleos inestables se denomina radiactividad ionizante, porque tiene la capacidad de interactuar con la materia circundante, alterándole el número de electrones a sus átomos y dejándolos convertidos en iones.
Entonces…
¿Qué es el fenómeno de la radiactividad ?
La radiactividad es la característica de los núcleos inestables de emitir radiaciones ionizantes. Las radiaciones ionizantes tienen la energía suficiente como para arrancar electrones a los átomos del medio que atraviesan, pudiendo producir cambios físico-químicos y estructurales en el mismo.
¿Cuáles son los tipos de radiaciones ionizantes?
Los núcleos de los átomos inestables, se desintegran emitiendo básicamente tres tipos de radiaciones ionizantes. La radiación alfa y beta son de carácter corpuscular, teniendo mayor capacidad de penetración la beta. La radiación gamma es una onda electromagnética con gran poder de penetración.
¿Cuál es el origen de la radiactividad?
La radiactividad pues puede hoy ser detectada de origen natural o artificial.
La radiactividad natural es la generada por los elementos radiactivos de origen natural. Este tipo de radiactividad suele ser de baja intensidad. Entre las fuentes de radiactividad natural están los rayos solares, otros rayos cósmicos, las sustancias radiactivas naturales que se encuentran en el planeta tierra y todos los tejidos vivos; es decir el cuerpo humano es también una fuente natural de radiactividad porque en su interior se encuentran elementos radiactivos naturales.
La radiactividad artificial es la que es liberada por los elementos radiactivos producidos por el hombre. También se genera radiactividad artificial cuando a través de equipos muy sofisticados se bombardean los núcleos de diferentes átomos buscando su desintegración para la obtención de grandes cantidades de energía.
La mayor parte de las radiaciones ionizantes tienen un origen natural, y provienen principalmente del sol y de los minerales de la corteza terrestre. Solo el 12% de las radiaciones que recibimos tienen un origen artificial.